En medio de la polémica desatada por varias entidades laicistas de España, este domingo en la plaza del Complejo Educativo en Tarragona, en el noreste del país, se llevó a cabo la beatificación más numerosa de la historia. La ceremonia empezó con un mensaje del papa Francisco donde elogió a los "mártires", pero en ningún momento tocó el tema de la relación entre la Iglesia y la dictadura franquista.
Este acto viene marcado por una voz de indignación por parte de las asociaciones contra la impunidad del franquismo, que indican que antes de realizar esa ceremonia la Iglesia debería "reconocer el error de haber apoyado al general Franco" y pedir perdón a las numerosas víctimas de la dictadura. Según la Plataforma per la Laïcitat i la Dignitat, esta beatificación es "un acto político y también un insulto" para las víctimas de la guerra.
Los presentes en la ceremonia, que en su mayoría eran miembros de congregaciones religiosas y familiares de los beatificados hoy -tal como pidió la Conferencia Episcopal Española-, no llevaban ni banderas ni pancartas. A la ceremonia asistieron más de 20.000 personas.
El enviado especial del Vaticano, el cardenal Ángelo Amato, dijo durante el evento que los beatificados hoy no son víctimas de la Guerra Civil, sino de "una radical persecución religiosa que se proponía el exterminio programado de la Iglesia" y calificó aquel tiempo de "periodo oscuro de hostilidad anticatólica".
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